Ana Hernández, interiorista, madre y socia fundadora de la escuela de interiorismo Insenia, representa una realidad cada vez más visible: la posibilidad de compaginar la vida profesional y familiar sin renunciar a ninguna de las dos. En un sector creativo y demandante, Hernández demuestra que diseñar hogares para otros puede convivir con el cuidado del propio.

El equilibrio entre la maternidad y la carrera profesional es un desafío diario para muchas mujeres, y el interiorismo, como profesión vocacional, no es la excepción. “No somos superwoman”, reconoce Ana. “Durante mucho tiempo sentí la presión de ser la mejor profesional, la mejor madre, la mejor pareja y la mejor ama de casa. Hasta que entendí que no se puede con todo, y que no pasa nada. Delegar, organizarse y, sobre todo, ser realista, ha sido mi gran aprendizaje”.
Para Ana, la maternidad influye directamente en su forma de entender y abordar el diseño. “En ocasiones, los clientes no tienen claras sus prioridades, y ahí entra el papel del interiorista, porque no solo diseñamos espacios bonitos, sino que también creamos soluciones que mejoran la vida. Para eso hay que tener psicología, intuición y mucha empatía. Y la maternidad me ha enseñado a escuchar mejor y a identificar lo que alguien necesita, incluso cuando no lo verbaliza.” Esta visión se refleja también en su labor como directora académica en Insenia, donde se forman nuevas generaciones de interioristas preparadas para liderar proyectos y gestionar sus propios estudios.
Las cifras respaldan esta tendencia de liderazgo femenino en sectores de diseño y emprendimiento: en 2024, España lideró la Unión Europea en presencia femenina en altos cargos con un 40% y en el middlemarket con un 94% de empresas dirigidas por mujeres, según datos del ICEX. Además, el emprendimiento femenino representó un 20% del total nacional a principios de 2025, superando la media europea.
Pilares clave para un equilibrio realista
Ana Hernández ofrece además tres consejos clave para lograr la conciliación realista entre trabajo y vida personal:
- Organización: “La maternidad cambia tu vida y tu forma de trabajar. Ya no puedes permitirte jornadas de 18 horas delante del ordenador. Ahora tienes que hacer la cena, bañar a tu hijo, acostarlo… y luego seguir trabajando si hace falta. La clave está en una buena planificación. Yo utilizo una agenda digital donde organizo cada tarea por colores según sea personal, laboral o urgente. Si no cumples con una tarea, no la ignores: reubícala, pero no la olvides
- Realismo: : “Hay que asumir que no se puede llegar a todo, y no pasa nada. Hace un tiempo leí un artículo de una profesional que confesaba que empezó a disfrutar de la maternidad el día que decidió no hacer la cama, irse al parque en vez de doblar ropa, y asumir que el suelo no siempre va a estar limpio. Cada una tiene que crear su propia escala de prioridades. En mi caso, aprendí que ser realista es también una manera de ser generosa contigo misma”.
- Delegar: “No se puede (ni se debe) hacer todo sola. En mi caso tengo la suerte de contar con familia que me apoya. Pero incluso si no es así, es importante buscar ayuda. Ya sea una persona que venga un par de horas a casa, o alguien que recoja a los niños del colegio. Estos pequeños apoyos no son un lujo, son salud mental. Y esa salud es clave para seguir disfrutando del trabajo y de la familia”.
La experiencia de Ana es un ejemplo inspirador para muchas mujeres que, como ella, no solo dan vida, sino que también diseñan y transforman espacios y realidades desde su vocación. Con su labor como jefa de estudios en Insenia, Ana Hernández reafirma que es posible construir un equilibrio entre la maternidad y una carrera profesional exitosa, contribuyendo a formar líderes capaces de afrontar los retos del interiorismo actual.
*Para más información: www.insenia.org